Ahora soy una mariposa que vuela por el bosque de la vida, llena de cosas y de seres bellos; pero también de obstáculos y de depredadores, de luces y de sombras.
Atras han quedado: la caparazón de seda con sus colores vivos, que tuve que romper con los nutrientes de mi alma; el cordón salvador de mis patas traseras, sin el cual no podría sobrevivir; el alimentarme dia y noche; el protegerme en el tronco del árbol de la vida y el refugiarme debajo de las hojas de mis libros, para protegerme de los depredadores; adoptar colores llamativos con cada muda de piel; deglutir y deglutir hojas de mi casa-árbol para engordar de angustia-yo, que en mis inicios, fui solo un huevecillo fecundado por un hombre y una mujer que se amaron después de sentir mariposas en sus vientres.