Siembro en mi fiel edén
poemas de mil especies;
versos con tiernos brotes
y flores de suave tacto.
Cada flor es diferente
en su néctar y perfume,
nutrientes que la gente
mira, huele y consume.
Cada planta es libertad,
libertad de ritmo y verso;
cada figura un nuevo trazo
de un poema dulce y tierno.
Es melodía la poesía
y sabe a néctar silvestre;
sus notas suenan a vida,
tañidas por un solista.
Sí, la poesía es mi edén
con su iris particular,
aromas y verja invisible
abierta a la sensibilidad.
Cuido mi edén y escucho
la notas de su silencio;
cultivo mi edén y creo
poemas de Tierra y Cielo.
13 de agosto 2010
Pau Fleta