Madre nuestra que estás donde te aguarda el aire, que tus bronquios se negaron a respirar, santifico y bendigo tu Nombre: Madre, Mujer, Fémina.
Venga a nosotros tus hijos, tu reino que creaste con tu sacrificio de Madre, esposa, y el que habitamos todos hasta tu muerte. Que se haga tu voluntad ante el Yo Quiero que se demuestra con el valor de respirar sin una bocanada de aire en tus pulmones difuntos de tu pecho así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy ese pan de tus hornos y tus manos de Madre amorosa, abnegada y fiel, el pan nuestro ese de miga y cáscara con el que invocamos tu presencia desde que te fuiste.
Perdona nuestras ausencias, nuestro débil coraje de respirarte, nuestras faltas ante tu mesa, así como intentamos perdonar entre nosotros tus hijos y nos dejes lo cual estoy seguro de que así será.