Mero de risa al pensar en aquellas ganas extrañas que me daban de querer conocer el cuerpo entero de quién alguien un tanto mayor que yo, por ella imaginaba, veía su figura tan espléndida, deseaba tocarla, deseaba acariciar sus piernas, sus caderas.
Me causa intriga poder imaginar que hubiese pasado si fuese dejado la cobardía aun lado, y aunque sea un beso húmedo le fuese dado, quizás un frío rechazo, o quizás el sueño anhelado de estar entre sus brazos.
La imaginación sobrepaso tiempos y espacios, llegó al margen de todo, y ahora en el presente pienso en tantas cosas, como por ejemplo, si desnuda la fuese encontrado, o si tan solo un beso, solo uno, le fuese dado.
Ella, mayor que yo, y para ese momento, yo un simple chamaco, ella, madura de edad, madura de cuerpo, un fruto comible, y yo, un tanto sediento y hambreado; la simple seducción hecha mujer, y el imposible deseo al querer poseer para mí, lo más fantástico.
Henry Ruiz
05 DE AGOSTO 2021
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