Me encantaba su mirar
tan sereno y tan brillante;
con el verde rutilante
que me ponía a soñar.
Y soñando navegar
con los vientos de Levante;
¡me encantaba su mirar
tan sereno y tan brillante!
Contemplando sin cesar
su fulgor tan embriagante;
con hechizo de bacante
y su dulce titilar;
¡me encantaba su mirar!
Autor: Aníbal Rodríguez.