Cuando todo se inunda
no hay ya escapatoria
para de nosotros ninguno;
incluso yo me ahogaría
sin dios que salve los versos
que he escrito, que diluvian
de mi mente: son residuo
de lo que ha sido un día
y una noche se va yendo
como si no fuera nada...
Y una noche se va yendo
sin besos ni caricias
a de donde nunca volverá
mientras pruebo como sabe
a ver tu aliento.
Aquí en los astros
quedaremos,
disfrutando más aún que de pequeños
de lo que nos es dado
por derecho.