Mi carrusel son luces de colores
reflejando su brillo en los espejos
y al danzar de la sillas a los lejos,
duermen mis caballitos voladores.
La brisa ventilaba entre las flores
la sonrisa del negro de sus ojos,
la alegría de volar en sus embrujos
y en ellos envolverse mis amores.
En aquel vuelo, aun sigo soñando
y en el adiós de aquel momento,
el instante que me sigue mareando.
La memoria me sigue recordando,
detenida la imagen del intento
de una vida que sentí, queriendo.