No sé si son los últimos
tragos de mi vida
no sé quién lo sabrá,
pero en mi vaso ,
lleno de bebida,
el dolor ya no está.
Intenté buscar
en todas partes
y anuncié sin pudor
que habia encontrado
a Dios,
como se gana
una meta volante
en el deporte
de cualquiera nación.
También
me las dí de poeta
pensando sin razon,
que pondria
a todo el mundo
en mi probeta
inventando el amor.
falsificando, ¡Ay pobre!
los deseos,
de ser mejor que yo
y proyectando
sobre mi falso mundo
una falsa visión.
Hace algún tiempo,
al iniciar mis tragos,
otra cosa era yo.
Mi caminar erecto
y mi mirada clara.
Hoy ando con bastón,
buscando en el,
olor del aguardiente
esa triste ilusión
que nos hace mirar
toda la gente
más abajo del yo.
Aun no me encuentro ebrio,
aun respiro
la congoja de ayer
que será en la mañana
un nuevo rito
de beber y beber.
Mi corazón me dice
que si sigo,
en esta soledad,
será inexorable mi destino:
Marchar siempre,
hacia atrás.