Y eras arena en la tarde
con el sol sobre los hombros
y las nubes en la mirada
puro rayo bajo mis ojos.
Guardados los hexagramas
y la voz inoculada
en un remolino de espuma
te espero...
que el tiempo se revuelque
en sí mismo
y se convierta en una lìnea
infinita de ternura
que aguarda
a pleno sorbo
cada eclipse de equinoccio
para que viajes tus lunas
y vuelvas a este espacio
de amor que te repara.