Muy bajito me recordó la aurora
que ya no lo vería,
me dijo que se fue
para volver en gotas de llovizna.
Mis ojos se anegaron
mil lágrimas caían
por tan grande dolor
que me causó su inminente partida.
Y aún sabiendo que no vendrá más,
siempre, todos los días,
lo espero con paciencia
para endulzar mi vida.
Anna Gutiérrez