Ella viaja contenta
con su cántaro en la cabeza
sin tropezar y atenta
que para ella no hay proeza.
Al río por agua fresca
va para refrescar la vida
pisando suavemente la yesca
para no verla encendida.
Y escuchó cantar al viento
entre los árboles dormidos
sola con su talento
imitándolo en sus sonidos.
Sus notas fueron a posarse
en el cántaro a su bordear
no pesaron al enredarse
mientras sus dedos chasquear.
Ella intento quedarse dormida
mientras eolo la peinaba
para acelerar la vida
en la pampa dormitaba.
Céfiro aplaco sus alas
al verla ya dormida
su esencia con aromas de calas
halló en su cuerpo acogida.