¿Por qué, no quieres mi compañía?
¿por qué, me niegas tus abrazos…?
¿Por qué me tumbo, en tu tibio regazo…?
…Y te levantas, más que fría, distraída.
Mordimos al mismo tiempo, el anzuelo.
Soy caballero, te dejé soltar el garfio primero.
Indago; ¿Quién fue el pescador lisonjero.
¿Por qué, me mandas a dormir en el suelo?
Si compartiéramos, el mismo, negro crepúsculo.
Nuestros cuerpos, catarían las mismas auroras.
Nuestro amor, florecería, como fragantes rosas.
Aunque se burlen… es un problema, mayúsculo.