Zoraya M. Rodríguez

**~Novela Corta - Corazón Perdido - Parte II Final ~**

Porque en realidad David, no se siente un triunfador, y por ende, si él no se siente así, es porque algo sucede. Es como un envase de agua sino está lleno no está completo, pues, así está nuestro amigo David. Y continúa David su trayectoria:

Cuando en el empate de la vida fue quedar entre dos y dos, y fue el amar a su mente imaginaria y a su psicosis con sus cosas extrañas. Y desafiando inconcluso en obtener el premio mayor de un caminante así, que sería un récord, por haber caminado tanto y por tanto. David, era un muchacho tranquilo, pero, él mismo, decidió embarcar en su navío y hacer de su travesía o aventura una sin desventura nueva sino una atracción de inteligencia en su mente vesánica e insania cordura a una psicología nueva adyacente a la que él mismo tiene y posee. Cuando en el embate de creer en el nuevo camino y en la actividad que llega a sucederle que en la actividad se ríe, se divierte y se aferra a la inocencia de un niño, pues, no hay cosa mayor que la inocencia de un niño sin saber nada de la vida, sin saber de obligaciones y sin tan sólo vivir feliz. Como por ejemplo, vivir en un cumpleaños sin tener la obligación ni responsabilidad de nada sólo la de reír y morir de risa. David caminó por el llano frío, y por el desenlace efímero, y de tratar con fuerzas la misma caminata en creer en el desenlace mayor y tan final de ésta la carrera de la vida y de David, el muchacho que imagina en ser un titán de la película con su camino imaginario, será su mente, su psicología aguda o bien avanzada, era imaginación, locura y demencia o la cordura que le hacía ver en psicosis la pura verdad. Y de que ahora en esa actividad se aferró en ser como el nuevo miembro invitado a la fiesta de cumpleaños de David Jr., era verdad, era psicología o mente nueva o cordura sin psicosis, pero, sí, David, se encontraba con esa mente imaginaria y tan pura como el mismo tormento, o como la misma naturaleza, si cruzó el llano para llegar hasta aquí, y, ¿cómo se considera todo ésto?. Y se fue por el rumbo sin dirección y logró caminar hasta ésta actividad cerca de aquel llano hermoso de la creación y bendición de Dios. Y subió una pendiente y allí le ofrecieron asilo y albergue. Cuando vé a David Jr., sentado en primera fila, se vió agradecido de la vida de que sí, que su hijo estuviera tan bien y allí mismo, casi al lado de su padre David. Si se fue como el viento volando con alas de Ícaro, con alas de aluminio, o con alas de papel, pero, se fue lejos. Lejos de ese llano, de ese llano precioso creación de Dios, y que se dió como el mismo instante en que se dió lo más mortífero de creer en el embate más poderoso, de saber que su insistencia en caminar imaginativamente sería pernicioso, devastado, desastroso, y más que eso un funesto y aciago camino. Cuando en el camino florecieron las flores más hermosas y más que eso en un camino angosto y pedregoso, porque era casi rural. Pero, estaba allí, en la actividad de su hijo David Jr., en el cumpleaños de su hijo y había un payaso allí, y él se sienta por fin el gran nómada de la vida, caminando y caminando lejos de todo, y más que todo de todos los pormenores de su estancia. Y estaba allí sentado frente al payaso, y se dijo que la magia es magia falsa, hacía globos de diferentes tamaños y se edificó lo más que quiso realizar se cansó de todo y le dijo al payaso, -“yo soy usted, ¿y, éso es magia?”-, y David, salió corriendo de allí imaginativamente, si se sintió como un gran triunfador, si sabe correr 20k, y ahora ser un payaso con magia, qué le faltaba a David, en ser un gran corredor y atleta de la vida, si se electrizó la forma de ver el cielo, pero, su corazón aún perdido, y se pregunta ¿dónde está mi corazón?, ¡oh, mi corazón perdido!, y que siente el desenfreno y el veneno en ser como el mismo mal deseo, y se aferró el mal atrayente de ver el cielo de azul añil en esa noche de corridas. Cuando en la mala noche se debió de creer en el mal inconsecuente de creer en el embate de dar el suburbio de su estado en el corazón. ¿Y, los latidos del corazón?, si se fue en el alma, un espanto súbito de una muerte en el mismo corazón, ¿y sus latidos?, se fue por donde se vá el mal trance de lo imperfecto, cuando corrió en ser como el mismo David sin la vid, y más en sus pies y hacer un exquisito vino. Y se fue sí como volando con el viento, y sus alas abiertas a los sueños y queriendo volar voló lejos si en la magia inconsecuente de creer en la mayor perseverancia, se autoproclamó, vencedor y un gran triunfador, como el más fuerte de todos los tiempos, cuando ocurre el mayor desenlace de creer en el imperio soslayando en llantos y de penumbras solas, dentro del paraíso donde se halla David, si en la mala o buena suerte de su caminar halló en su caminar a un viejito sabio. Y ése viejito sabio le dijo, -“amigo, estás corriendo en mala dirección, si vas hacia aquí, vas en contra de la corriente y se vas por allá vas a favor de la corriente, ¿qué prefieres?”-, -“navegar o correr, o no es lo mismo”-. David prosiguió su rumbo prefirió tomar el camino en contra de la corriente y siguió llano abajo, y se encontró lo peor en la vida, un gran depredador, o sea, un oso, le habló y lo calmó y se dispuso en seguir su camino y su trayecto. Y su demente demencia vá más allá de la realidad, y su vesania e insania desquicio vá más allá del tormento y del amor que le tenía a sus pies por correr con demasiado ímpetu y en correr salvando más que a su vida. 

Y David el de la vid imaginativamente, corrió en ser como el náufrago bendito. Pero, con el vino entre sus venas y embriagando a su piel de su puro licor. Y fue la impureza que lo llevó a ser como los pensamientos en demencia y dolor,  y se dijo una vez más, que el dolor es parte de la vida y la vida es parte del dolor, el que no sienta dolor no caminó lo suficiente para poder decir que sus pies se fatigan. Y se fue por la vida sí, por la esencia y más por la vida sintiendo el desafío de creer en la buena presencia sí si estaba allí, fuera de ese mundo y dentro de ese monte de bosque. Y se fue y se llenó de iras insolventes, atrayentes de insolvencias autónomas de verdades y de situaciones indecorosas. Cuando en el embate se cree en la fuente de agua de la vida, sin saber que el tiempo corría también, sí, también. Cuando en el momento se dió como la dicha en saber que el rumbo se toma como viene y como llega se vá, y David lo sabía, que el tiempo era su mejor aliado y su peor en saber que aún se ponía más viejo y que a ciencia cierta la vida se acaba como llega o viene. Cuando en el trance de la verdad es perpetuo el camino soslayando en su demencia la mala impureza de saber que su instinto llegaba a su final, pero, ¿qué final?, si aún no llega al desenlace final sino que acaba de empezar. Seguramente se debió de creer que su imaginación revolcó en adverso y que su esencia llegaría a ser como el mismo ósculo cuando su esposa le dió un beso en la frente y David aún dormido. Duerme su siesta por la tarde en que él viaja en su imaginación con una total demencia hacia el camino frío de un llano en bosque. Y creció como un relámpago cuando cayó la tormenta fría desnudando el desafío inerte y tan álgido de su propia piel, cuando en el desierto imaginativo, creció como la llama en la hoguera y tan fría como el mismo desenlace frío de saber que en el embate de seguir el trance se debió de automatizar la espera y tan inesperada. Y corrió y por saber de su final trayecto en su neurastenia dormida, pero, su psicosis está viendo cosas extrañas como por ejemplo, el conejo bailando y hallando su camino donde se perdió en aquel monte. Y se automatizó la espera y tan inesperada, por resolver el trance de lo imperfecto, y de querer por herir a los pies cansados por tanto correr y saber que tenían sangre de la de color rojo. Y saber que su imaginación vá más allá de la verdad, cuando en el trance de lo sucedido vió el mal desastre de creer en lo soberbio de su pobre corazón. Pero, ¿dónde está su corazón?, si en su pecho o ¿dónde lo habrá abandonado?. David no sabe nada, si en su pecho o en ese monte o llano perdido en camino rural. Y su esencia y su presencia estaba en soledad y tan silente en solitarias desavenencias. Si cuando recorre, el mundo, David, sólo se siente desolado, frío e inherente de vacíos en el mismo corazón, cuando se fue del mundo y extrajo lo que más quería a su corazón. Cuando se fue del trance imperfecto, de la creación de mismo Dios, y se fue del momento y quería salir de ahí, cuando ocurre ésto se fue del destino y del trance psicológico de su demente demencia y de su cruel mente. Cuando en el deceso de su pobre corazón se vió aterrado, aferrado y fríamente desolado, cuando en su mundo imaginario e imaginativo como en el trance de lo imperfecto se vió marcando su eficiente camino en un trayecto y en abrupta ruta a seguir sin su corazón. Cuando en el mayor defecto de su piel y de su corazón se perdió dejando infértil a su mundo y más a su corazón. Cuando recorrió el monte y el llano y dejó abierto el trance desnudo desnudando el mal comienzo de atraer el mal a su corta existencia. Cuando en el rumbo de David quedó en el momento más perfecto de querer en el mayor trance de la pura verdad. Cuando en la euforia de David y en creer en el mayor trance de la verdad, se vió automatizando la espera, de ver el desastre, pero, efímero. Cuando se dió lo más fuerte y las más inmensas fortalezas en creer en el momento de saber que su presencia se debe a que el momento se debate en una gran e inmensa sorpresa. Y saber que su mundo se perfila como el momento más perenne de todo y en saber que su persona vá más allá de la mala situación. Cuando en el rumbo de aquel frío camino, se debió de automatizar la espera y tan inesperada de creer en la cruel desesperación de David por salir de ese lugar imaginativo de su terrible, pero, inocua mente. Cuando en el embate de creer en el mayor percance de saber de sus iras adyacentes y de sus sentidos. Si cuando ocurre el mayor desastre de creer y de ver el inefable evento de dar con el clavo dos veces en el mismo lugar. Cuando en el trance de lo imperfecto se dió el defecto más mal atrayente de ver el cielo de tormenta cuando era de azul añil. Y corrió más y más, y logró llegar a la orilla del mar cuando se perfiló el inadecuado final momento, Porque cuando logró ver el mar desde lo alto de la montaña, se dió cuenta de algo y muy tenebroso a que David le teme al mar. Y su imaginación vá más allá de la naturaleza, de lo inefable y lo indeleble, cuando su esencia bastaba de extraer la maldita existencia para sobrevivir en un desenlace inocuo, pero, mal infundado. Cuando en su marca de atleta vá más allá del récord, y de la terrible razón, cuando su mundo se obtiene de una terrible marca trascendental y en su mente una psicología aguda y muerta de espíritu y de un mal trance inherente. Porque cuando en el ocaso vivo, se dió con el juguete como el mismo fuego automatizando la espera y tan inesperada de ver el fin o el mal desenlace de verse horrorizado y de espantos. Sumamente se vió inalterado y eficientemente se vió aterrado y fríamente mal inadecuado, en un camino y tan frío como aquel mar frente a David. Cuando su esencia y el frío se enalteció en demasiada vil e irremediable pieles y sin abrigos. Y se electrizó la forma de creer en el alma, cuando su rumbo perfiló la llave maestra en su propio mundo y más en su corazón perdido. ¿Y su mundo creció o David creció más que el propio mundo?, cuando la vida se agota, se enfría como un total friolero, y como una total desavenencia, en saber que el delirio se dió como el más nefasto de los tiempos, cuando ocurre el mal desenfreno de llegar a debatir en la honra en un solo desdoro. Y fríamente se dió como la más de las veces atrayentes y más efímeras de las veces en creer en su mayor perfección de saber que el mar estaba allí y de frente a David. Y se detuvo en el tiempo, y su corazón palpita más de lo más inusual, ¿y lo halló allí, frente al mar o su corazón perdido si lo perdió y para siempre o lo encontró?, cuando en la alborada se dió el sol más hermoso de todos los tiempos, cuando logró llegar a ese mar perdido, pero, devastado de fríos y de corrientes inherentes hacia lo más profundo de ese mar perdido. Y su mente lo detuvo allí mismo frente a ese mar perdido. Cuando ocurrió el mal desenfreno y se zambulló hacia ese mar perdido, y logró derribar a su mente y más a su pobre corazón. ¿Y halló lo que buscaba en su corazón perdido?, si en esas penumbras de soledad se vió aterrado y tan frío como el ave volar lejos, y de allí mismo. Y alcanzó a ver el mar y las olas tocan sus pies, unos pies cansados de vagar en el tiempo, de haber recorrido el monte, el llano y la montaña. Cuando en su momento se vió aterrado y frío como el haber estado fríamente recorriendo y más que eso nadando fríamente entre ese mar perdido donde se halla David. Y nadó, pues, una voz le dice -“nada”-, y nadó hasta el horizonte y se perdió nadando ahogando su cuerpo y más a su alma devastando una euforia y adyacente de penurias y de soledades y se sombras perdidas de un ayer muerto, pero, tratando en sobrevivir. Y se sintió como un náufrago yendo si yace en la orilla perdida, y se ahogó en la orilla, donde había hallado a su corazón palpitar. Y se dijo una vez más, yo David, ¿por qué hago todo ésto si aún duerme mi cuerpo, y, mi alma divaga en el tiempo, o recorre todavía el monte, el llano y la montaña?. Pero, su alma allí hallando lo que nunca en la euforia muerta de un sólo suspiro, como un gran respiro atrayendo lo que nunca jamás a su corazón perdido. ¿Y lo halló, pues, sí?. Si palpitaba tan fuerte como un solo tambor en una rumba o en una samba. Donde la danza y la bomba y plena era su mayor baile presencial. Donde los africanos tocan el tambor con dulzura y fuerte repicar. Y se vió en ese continente, pero, no, no estaba allí, y nadar le cuesta mucho, pero, su imaginación le dice a David en psicología aguda y tan avanzada como el mismo capricho de perseguir y alcanzar una meta como el atleta más codiciado, y se dió lo más efímero y como lo más perenne de un sólo todo, cuando ocurre el mal desafío de creer en el trance imperfecto. Y ese mar perdido, inocuo, pero, tan lleno de mares y de aguas saladas y de una arena y tan cálida como el mismo sol que alumbra el cielo y al mundo, porque cuando el transcurso del tiempo se vió aferrado a ese mar desértico, pero, ¿se detuvo o no frente a él?. Cuando en el proyecto sádico de su presente presencia en todo ese mar ahogó lo que nunca a su alma devastada y tan fría como ese mismo mar perdido. Y despertó David, cuando sus pies yá cansados y devastados del delirio frío y tan álgido, de creer en el embate de poder sentir en su pecho a su corazón perdido. Y David comienza a hacer la vid, un viñedo de uvas para la elaboración del vino. Y David, comienza otra vida. 

FIN