“Y el infeliz que mire a su madre en el momento del parto
queda marcado por sécula seculorum”, Nicanor Parra, Ideas Sueltas.
En tu alcoba hay algo injustamente preterido: mi cuerpo.
Cuando te veo se me hace agua la boca, ¿no tienes un poco de sed?
Quiero amarte como el tiempo, sin ocaso.
Si sueltas una sonrisa la dejo caer al corazón.
La diferencia entre estatura de logros y logros de estatura es
si te vivo arriba o te vivo abajo.
El amor es el software y el sexo el hardware, pero para algunos es al revés.
Eres tan ordenada que me amas distintamente.
Un día nos divorciamos del odio y nos casamos con el amor.
En el invierno arde nuestro tálamo nupcial.
La muerte no va a separarnos, vamos a copular hasta en la tumba.
Con tanta agua que tiene el ser humano y muere de sed.
No fueron mis pies, aquí me trajo el cargo de conciencia.
O mejor dicho el cargo y la conciencia.
Porque si abandono mi cargo soy consciente de que voy a joderme.
Un perro me mordió los bolsillos y se llenó de rabia.
Afuera hay una tormenta: mi mujer ha salido al supermercado.
Amada: ¿Qué parte de mi cuerpo quieres tocar primero?, Tus bolsillos, Amado.
Amada: Quiero un sitio para vivir. Amado: y yo vivir en tu sitio.
Yo vine a quitarte la vida, pero si quieres te puedes quitar el vestido.
Amada: Quiero tener hijos. Amado: lo que quieres es tener sexo.
El olvido es como abrazar el recuerdo arropado de púas.
Cruzo las calles como cierto pedo: Solitario y silencioso.
La poesía es la vieja más circunspecta que existe, nunca dice ¡Coño!
HDP, ¿no puedo hablar como me de mi maldita gana?
Soy tan feo que caí boca abajo y el suelo me esquivó.
Siempre que tomo la palabra se me queda en la garganta.
Te quedaste marcado per sécula seculorum.