Soy una multitud de facetas, lo he dicho muchas veces, unas desleales y otras muy leales, el piélago del mar profundo de mi ser, lo que se da y se pierde. Pero yo, pese a cualquier pronóstico de mi yo complicada envuelta en vintage fachadas y preciosos panoramas, alguna vez fui pequeña, y no hablo de tamaño, cuerpo y espacio, sino una cosa diminuta llamada niñez. Tuve la inocencia pura en mi ser, y el tiempo acumulo datos y por inclemencia mi alma un poco se mancho. Pero fui niña y jugué, y me caí sin importar los raspones, y morí de la risa, y cuando lloraba suspiraba con verdadera emoción. Todo para mí era nuevo. Jugar con juguetes era opcional porque tenía el juguete en cualquier lado si tenía puesta la imaginación. Pelear con mis hermanas por cosas insignificantes. Cualquier cosa alta era una inmensurable, y donde la inventiva marchaba ahí me dirigía, era la soldada preferida de la creatividad.
Yo una vez tuve el tesoro más grande del mundo en mis manos, y por vez primera puedo decir que no fue mi culpa perderlo, lo que es del tiempo, como lo he dicho ya, es cosa del tiempo. Cada tiempo tiene su afán. Y ahora me pregunto… ¿En qué parte de la inmensurable parte del devenir están aquellas risas que pinte al oleo en el tempo?, ¿En dónde tendrá Dios aquella lagrima que derrame en el colchón de mi alma? ¿Se acordará Dios cuando mi más grande anhelo era un abrazo suyo cuando mi yo pequeña solitaria estaba triste? Todavía sigue siendo una petición, es un pacto que tenemos entre él y yo, uno que se bien, aun no soy digna de que él me cumpla… ¿algún día lo seré, Dios?
Cosas nuevas habrán, cosas grandes harán, dijo alguien que no recuerdo, ¡pésima memoria mía! Pero ninguna como la niñez, aquella dualidad de aventura y vergüenza. Nada me importa, arqueo los hombros, todo tiene solución. Me da pena hablar con los adultos, me decía, y agachaba la cabeza. Conforme he crecido, creo que a los adultos les debería dar pena hablar con los niños, es un respeto mal dirigido, poseen el tiempo del mundo para ser e imaginar lo que quieren. Su conclusión diaria se define en fantasía, ¡Fantástico! Tienen la libertad en las manos, tanto de reírse frente a uno con el dulce en la mano, como de taparse la cara y negarse a hacer algo. No tengas vergüenza mi niña, te juro que te ves hermosa frente a la cámara de la vida y puedes volar cual águila. Si alguien me hubiera dicho eso, me habría dicho todo lo que descubrí en una noche durante una larga y amena charla sin palabras con Dios en mí ser, y los faroles de las estrellas blancas mientras mi alma suspiraba y suspiraba y el arranque de niñez comenzaba írseme notando.
No le quites a un niño su derecho de ser niño, le estas rompiendo el alma.
Educa a un niño respetando su incredulidad.
Enséñale a vivir en tiempo presente, no apresures el reloj de su éter.
Educa a un niño y estarás educando a una nación.