Con franqueza me pides que te olvide,
es difícil perder mi primavera,
tu cariño por siempre en mí reside
y es la luz de mi agreste cordillera.
Con ternura lograste dejar huellas
que quedaron marcadas en arcilla,
bendecidas por célicas estrellas,
adornando los setos de mi orilla.
Si decides buscar otro camino
dejarás a mi vida lacerada,
observando un paisaje vespertino,
mi existencia por celos tutelada.
Si se marcha de súbito el amor
es penoso aceptar el sinsabor.