Del excremento sobrado nace la higiene,
y el sol quema la tierra bajo la luz de Hacienda.
La abuela ha de mantener la contienda
de sus hijos y nietos sin que éstos los ordene.
No hay nadie que me importe más que un higo;
tacaña y avariciosa fidedigna y parecido,
que blasfeme,que hoy me lleve al olvido,
la indigna presencia que siempre maldigo.
Aunque yo la hubiese creado de la Nada,
a ese espacio del universo,basta con entender
que bien desaparecido es que no la quería ni ver,
porque ni jamás la entendí y la quería alejada.
Ya me dí por enterado su muerte fué fría,
que ni lloré (ni mis hermanos) ni la queríamos.
Y aunque la historia es natural,ya sabíamos
que esto sucedería: la abuela a nadie quería.
PD:
AUTOBIOGRAFÍA DE LA ABUELA REY