En una noche silenciosa,
bajo un manto de estrellas,
tú y yo cogidos de la mano,
caminando a la fuente,
con un amor infinito.
Tus labios se abrieron y me dijiste:
-¿Me quieres?.
Y yo te contesté:
-Antes de conocerte ya te quería,
en mi corazón solo hay amor,
y es tuyo.
Ahora camino solitario,
y mis ojos lloran,
bajo un cielo de estrellas,
pero sé que tú estás conmigo,
esposa amada.