Nunca olvidaré como los conocí,
cómo llegaron a mí,
aún recuerdo esa sonrisa en mí,
lo admito, estaba feliz.
Me abrazaron como nunca,
rodearon mi nuca,
no quería soltarlos,
nunca quise dejarlos.
Pasábamos tiempo de calidad,
paseábamos por toda la ciudad,
pase a amaros sin dudar,
pese a que un día, sabia,
que se iban a marchar.
Caminatas por vías,
juntos en las noches frías,
aumentaban mi alegría
y en los oscuros días
se habían vuelto mi faro de Alejandría.
Caminatas por el campo,
fotos en el parque público.
Sé que el mundo es amplio,
pero ellos son únicos.
A veces me preguntan
que donde está la felicidad que me regalaron
y les respondo sin afán
que en los tiempos duros la he usado.
Sé que al inicio nadie los quería,
dato curioso,
entre mis amigos de la vía
se hicieron famosos.
Días de hacer locuras,
hacíamos travesuras,
juntos superamos situaciones duras,
ahora estar aquí sin ellos es una tortura.
No sé qué hacer,
se fueron muy temprano,
en mi rostro no para de llover
y apenas inicia el verano.
Espero perdonen lo que pasó,
yo no era quien tenía el control,
lo siento por la avalancha que nos arrasó
cuando mi padre a nuestra amistad dijo “no”.
Los amaba como un padre a sus hijos,
pero nuestro tiempo nos lo robaron
y finalmente Mike dijo:
“pero hey, las risas no faltaron”
pero en algo le corrijo
y es que no lo debía decir llorando.
Los amaba,
los quería,
no los valoraba,
por eso ya no están aquí,
se fueron y no me despedí,
podía hacerlo,
pero no quería verlos
lejos de mí.
Se fueron
y no me lo creía,
aun cerca mío los veía,
aun sentía que estaban en mi vida,
pero ya no es así.
No exagero,
el tiempo se me ha hecho lento,
me siento
perdido en el desierto
y en el oasis que veo a lo lejos
están ellos allí.
No quiero,
no quiero seguir pasando por esta mierda,
entre más a alguien quiero,
más rápido se aleja,
ya no sé qué es lo que me espera,
cuando miro hacia afuera
y nadie me rodea.
Este escrito
me resulta tan repetitivo,
empiezo con una historia feliz,
pero termino llorando sobre lo que escribo.
Yo…
Solo quiero de vuelta
a mis mejores amigos.
Nunca había tenido tanto cariño
por alguien en tan poco tiempo,
solo estuve 9 meses con ellos,
pero os recordare por siempre.
Aunque tal vez por ello
es que les tengo tanto amor,
porque no eran personas,
eran dos cachorros:
Doky y Matias.
En mi mente siempre estarán,
espero con este escrito
dejar de culparme
y encontrar la paz.