Añoraba una vieja receta,
que el amor a las estrellas entregó,
guardada en un brillante cometa,
que sobre el cielo raso pasó.
Necesitaba los ingredientes,
de ese maravilloso manjar,
que no encontraba en mi mente,
a pesar de buscar, y buscar.
Desanimado, y entristecido,
ya perdido en la sinrazón,
sentí un latido, y otro latido,
era la receta, era mi corazón.
José Antonio Artés