La que reclama, ama
Y tú eres, una experta.
Cuando alegas, me haces el amor.
Y al calmarnos, acaba la jornada.
Cuando callas, tus dulces alegatos, fallezco.
Como cuando el sol se apaga en el desierto.
Así, que me tienes en tus manos, mi dulce dama.
Somos candela; Yo soy fuego, y tú eres mi llama.