Soledad, no te confundas, no tienes conmigo un compromiso, de esas promesas que creíste haber hecho conmigo desde siempre.
Soledad estoy contigo solo para distraerme del tedio de no hacer nada con nadie, de recordarte cuando el olvido se presenta fresco, como el Alhzheimer.
Soledad, fuiste compañera fiel e implacable para una historia llena de vacío y silencio. Tú expulsaste del camino todas y cada una de las oportunidades de ser y de estar, y aún así yo fui fiel al compromiso de soledad que firmamos cuando te conocí. Una promesa de amor que hicimos juntos cuando abandone la vida y te encontré en mi camino.
Soledad, no he de confundirte más con el aislamiento, que pareciera tu hermano gemelo de tan iguales que se ven. Tu eres la virtud y él es el conflicto relacional que me ha alejado de todo y de todos para ser nadie, para ser nada.