Yo anhelo de tu vida tantas cosas
que enumerarlas todas sería muy tedioso,
pero tendré paciencia, y pensando en reposo,
te cantaré en silencio solo las más hermosas.
Anhelo de tu vida tu hablar dulce y pausado;
y los gestos que adornan tus frases, tus palabras.
Todo converge en mí, haciendo que yo abra
mi corazón que late febril y enamorado.
Tu mirada serena, profunda y llena de dulzura
me embriaga por completo, me enloquece y cautiva,
y siento que navego cual barco a la deriva
atado a la belleza de tu alma y tu figura.
Te quiero con locura, mujer, no sabes cuánto;
lo grito y lo pregono a cada instante,
y pedirte yo quiero, aun distante:
¡abrázame mi amor, no tardes tanto!