Si somos el fruto de un gran amor
deberíamos vivir como hermanos,
resolviendo nuestras diferencias
y evitar jamás pelearnos.
El amor debe ser siempre
el centro de nuestras vidas,
para no conocer el odio
y curar cualquier herida.
El día que nos respetemos
y sea como una ley el amor,
seguro que viviremos
en un mundo de paz y amor.
El amor no exige nada
que no podamos cumplir,
debemos ser muy sinceros
sin engañar ni fingir.
Que bonito es el amor
cuando es correspondido
y nadie debería tener
nunca el corazón herido.
Si decidimos ser felices
con decisión y sin temor,
tenemos que vivir siempre
impregnados de mucho amor.
Autor: Alejandro Díaz Quero
Villa de Cura,31/07/2021.