Raiza N. Jiménez E.

El Jardinero Viajero.-

¡Soy ahora una flor muy triste!

Solía reír con  las otras rosas

pero vino el querido jardinero

y nos cambió por \"unas\" otras.

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¡Sólo yo  sé la qué he pasado!

Yo era la rosa más mimada,

pero el jardinero se nos ha ido

y nos ha dejado muy desoladas.

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Y se nota, ya este jardín no florece,

las  otras flores ya se han marchitado,

ya casi ningún rosal ahora verdece;

hasta yo misma, me he retirado...

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¿Dios, y qué le pasó al  jardinero?

Todas nos lo hemos  preguntado.

Ni siquiera su  amigo, el abejero,

la pregunta nos ha contestado.

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Nadie sabe lo que hemos llorado,

al sabernos por él, abandonadas.

Hasta el clavel, sobre sí, se ha doblado 

y ante este drama, yo me siento relegada.

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Todo es caos y junto a las otras hermanas,

hemos lanzado una plegaria al creador:

\"Padre, te pedimos que alejes a la zutana

que, se llevó al que era nuestro amado Señor\".

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Ese tal caballero que nos vino a enamorar.

Lo llamamos el jardinero y su trabajo dejó,

vino con unas hadas sólo para aparentar,

y montado en chistes nuestra ilusión se llevó.

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Esto ya lo hizo antes y, es la segunda vez, 

que el señorito nuestro amor se ha robado.

Dicen algunos sabios qué, son cosas de la vejez,

porque a él también, lo han marchitado

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¡Hay que seguir consejos y no confiar en jardineros,

que si no es un veguero, sólo llega como un viajero!