La sangre del gallo corría por la tierra, ahí entendí todo. Las lágrimas que derramamos son efímeras, se desvanecen. El llanto de los dolidos es solo eso, agua derramándose por la tierra, dejando todo menos huella. No sentí tristeza, dolor, incertidumbre ni nada que se le parezca. Simplemente lo deje ir, pasar, fluir. Me sentí completa. Los momentos son pedazos de un rompecabezas. No estamos incompletos. No estamos y ya. Deja de buscar.