Eres dulce,
suave,
resplandeciente.
Tus cabellos, sueltos
te ponen tono de integridad.
Cuando caminas,
tus movimientos
evocan las brisas del mar.
Tu voz, es melodiosa
y es tu cantar,
fiel imitación,
de mi amigo el ruiseñor.
Tu rostro resplandece
como fuente sonriente.
Sentado junto a ti
un soplo divino siento,
el contemplarte tan solo,
me hace feliz.
Hoy mi corazón
cansado de vagar,
en ti encontró
un remanso de amor,
donde su latir calmar.
Gracias, divina Providencia
gracias, por dejarme morir en paz.