El grillo vive cantando
su triste dolor y pena
sufriendo su cruel condena
que lo va mortificando
y por eso... ¡Va llorando!
Las penas que lo acongojan
destrozan sus sentimientos.
De los sueños, lo despojan
y los árboles deshojan,
cuando ven sus sufrimientos.
Los dolores de la vida
día a día se acumulan,
muchas veces, sin salida
y la vida la atribulan,
causando profunda herida.
El grillo va entristecido
escrutando su escondite
donde el llanto siempre emite
tan profundo y compungido
porque a diario lo repite.
Y en las noches va cantando
su pesar adolorido
y también va denunciando
lo que algunos van negando
porque vive empobrecido.
No es casual que cante el grillo
día a día y por las noches.
El pobre, sufre reproches,
apagándose su brillo,
por culpa de los fantoches.
¿Cuántas voces han callado
a lo largo de la historia?
Basta un poco de memoria
de lo que al pobre ha pasado:
¡Perseguido, asesinado!
Esta historia está trillada
sin haber transformaciones
y en los versos tan contada
porque el alma amancillada
nunca entiende de razones.