Sentía que era distinto,
y hasta mi nombre cambió:
\"…sí, flaco con los ojos verdes\",
-¡hay mi madre… ese soy yo!
Pensaba que era un defecto
porque todos se fijaban,
de las niñas me escondía
cuando mucho me miraban.
Con el tiempo fui entendiendo
que el defecto que tenía,
le agradaba a las muchachas
aunque yo no lo sabía.
Y así, andando la vida
me transformé en profesor:
\"aquel de los ojos verdes;
sí, ese es mi profesor.\"
Han pasado tantos años,
que poco o nada quedó…
¡Quién tuviera por un día
los ojos del profesor!
Frank Calle (15/ agosto/ 2º21)