Cierra tus ojos negros
a la oscuridad de la noche,
ciérralos
y deja que penetre
con un mensaje de amor
en el corazón de tus sueños.
Déjame acariciarte
aún de poemas,
tejer con mis dedos
un ramillete de letras
en tu cabello.
Déjame llegar
como un ángel del cielo
cabalgando nebulosas
entre lo cierto y lo incierto,
dibujándote bocas,
piel, carne y hueso,
dándote un solo beso,
entonces sabrás
que a tu lado me tienes
en la soledad de tus sábanas
de todas mis formas:
la del cuerpo fuerte
y la del cuerpo tierno,
y si eligieras
abolir la distancia
absurda del destino que nos somete
escribirás “te quiero”
en algún rincón secreto
que yo leyera en tu mente…