De un toruno valiente
que en el ruedo ha caído
sin imaginarse potente
en cartera se ha convertido.
En un escaparate tendido
a la vista de todos descansa
un monedero curtido
pequeño en forma de gansa.
Sin ser muy atractivo
pero con un suave pelaje
fue su mejor motivo
guardar las monedas en su traje.
Una entusiasta mujer
díjose me conviene
por menudo a esconder
en estos tiempos previene.
Guardado en el sostén
donde nadie lo sospeche
será donde mejor estén
mis monedas entre leches.
Un gaznapiro que miraba
el escondite divino
simulando que lloraba
le dijo soy adivino.
Si me deja usted tocar
donde guarda sus monedas
entre lomas a mamar
vengo para que cedas.