Día de invierno,
pequeño capicúa,
y cumpleaños.
Pero... ¡Silencio!,
las hadas aún dormitan
en un poeta.
Dentro del alma
animan las sonrisas
de muchos labios.
Y es que los ojos
despiertan con los versos
que deja el alba.
Día de invierno,
con dígito encantado
y hasta febril.
De todas formas
la brisa apaga velas
y enciende otras.
Nuevos deseos
de viajes y proyectos
con la familia.
También reuniones,
sin prisas, y comidas,
con los amigos.
Día de invierno,
(un día y cumpleaños
otro año más)
Rafael Sánchez Ortega ©
12/02/21