Siente la brisa fría que toca su rostro, contacto que provoca que se le erice la piel. Mira a lo lejos las estrellas que brillan con tanta fuerza, captando así las miradas de esos soñadores, que como ella se pierden ante su resplandor.
Justificando que era torpe y sus sentimientos de tipo arcaico desajustaba un poco su corazón para seguir razonando con sus pensamientos.
Su alma era noble aunque su mente no la ayudaba, pretendía ser egoísta consigo misma por miles de razones que justifica con excusas tan estúpidas.
—Como puedes ser tan terca?
Y lo era.
Sus manos empuñan esas cosas que uno quiere dejar atrás, pero no puede… o no quiere, se quiebra ante lo vivido y desea solo volver a vivirlo aunque le queme la vida.
- Serás obstinada? -
Seguía razonando para sí misma.
Luego de un rato dejó de pensar tanto y se fue a dormir.