Nunca he pensado ser poeta.
Tampoco, erudito escritor;
pero, escribiéndole a la flor,
mi alma sutilmente se inquieta.
¿Ser poeta?... ¡Nunca he soñado!
Mi sueño es sembrar los jardines,
con rosas blancas, con jazmines,
para este mundo apesarado.
Y para el pobre y marginado
que va sufriendo un cruel dolor...
a su merced, la blanca flor,
porque lo sueño liberado.