Me gustaste desde el primer momento, de tu primera mirada incendiando mi pradera, Ese atrevimiento de estar, de ser libro con derecho de autor y pedirme que lo leyera, Invitarme a tus hojas, a que cambiara el final. Poner puntos y comas donde iban. De momento no entendí cuando dijiste que querías enterrar en mi un secreto.
Dejamos pasar muchas noches, almohadas vacías, camas a medias y sueños que aún no terminan, que siempre los apaga el deseo al salir corriendo el insomnio y caer rendido en tus piernas saboreando tu piel morena.
Detienes la noche en tus labios y la liberas en una canción, levantando el sentimiento colgado del ultimo vaso de vino.
El fruto prohibido, tiene un sabor distinto al propio, su suave olor a riesgo,
La forma de impregnar la piel de adrenalina excita hasta el alma,
Visitar parte de tu cuerpo donde el sol propio no llega y que aun sin estrenar,
Aguarda una caricia en su empaque original y hacer ahí una choza al amor
Donde cada tarde al salir del trabajo y detrás del deseo enterramos la tarde fría de otoño.
El amor a veces busca la tarde o la noche, una coartada y una dulce mentira,
Este corazón aventurero no tiene la culpa de encontrarse con tu alma ajena y vacía. Con el descuido de tus labios y la ansiedad de tus manos, por tocar la vida y sentir correr el amor como agua tibia por tu cuerpo, cuando el ultimo leño arde como una dulce mentira en los labios ajenos del poeta.
El amor de poeta no pasa por ser infiel, no tiene ese plumaje moralino, de los grandes señores que atienden en anchas oficinas y camas vacías, que juegan al golf en verdes campos y abandonan en casa el verdor de tu mirada y el rojo de tus labios. Un señor de corbata y club tiene muchas reliquias en posesión,
Las cuales adquiere para poseer y su disfrute es la posesión.
Tu vida siempre fue una mentira; lujos, falso respeto, noches de glamur y cama vacía, tu siempre exhibida como joya en la vitrina de una fachada de lijosa cárcel, donde todo corre como en rio desbordado; fiestas, viajes y todo aquello que a una cenicienta hiciera feliz, pero una mariposa como Tú, solo desea sentir el aire primaveral, posarse en una flor y volar, volar y volar.
A cada oruga le llega el tiempo de ser mariposa, de salir a vivir, de transformar su mentira en esa dulce fantasía de sentir la noche, de decir a un corazón que le pertenece y luego salir corriendo a casa porque el reloj camina a hacia las nueve y en casa la espera la vida como escaparate La mentira de la vida no cambia, es su sabor la que hace la diferencia y pone una sonrisa en sus labios.
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO