LA DOBLE HILERA DE PINOS, recuerdos de La Celina.
Siempre vuelvo, recurrentemente,
A pensar en la doble hilera de pinos,
En ese tiempo de risas y de juegos
Cuando la pobreza no nos lastimaba
Y los amigos éramos amigos
y robábamos papas de la quinta
Para asarlas en las cenizas, a escondidas.
Pájaros rugientes quemaban el cielo,
Ya no se escuchaba el cencerro de los arreos
Los gorriones, pequeños, atrevidos,
Observaban silenciosos, con mirada oblicua.
Desde los alto de la doble hilera de pinos,
Orugas de metal aplastaban la gramilla
Mis ojos de niño miraban sorprendidos.
Desencanto temprano de la vida
Ya habían pasado tantas cosas
Que yo no sabía.
Yo sólo jugaba distraído
Entre zorzales y horneros
Debajo de los pinos.
Si temblaba, era de frío
De pantalón corto y estómago vacío.
El resto de la historia
Ya sabemos como sigue…
La doble hilera de pinos
Y la calle de tierra.
Todavía sobreviven.
Al tiempo, a los negocios sucios,
Al vendaval de vientos codiciosos
Al agua limpia de los temporales recios.