Lo apresaron los esbirros
con maldad y con el hierro
que empuñaban con sus manos.
Y la luz con su reflejo
se apagó de madrugada
bajo un lienzo de luceros
antes de nacer el alba
de un disparo tan certero
que le atravesó su carne
con la saña y el desprecio
que asesinan los cobardes.
¡Por ahí vienen contando,
que el Poeta ya está muerto!
Yo les digo lo contrario,
sin agravio y con respeto.
Lea usted muy bien la historia
y lo que pasó aquel tiempo.
Mataron la carne viva,
pero no su pensamiento;
con sus letras aún vive,
cada vez que yo las leo.
Gran dramaturgo español
con estilo romancero
y mis ojos se deleitan
cuando sus poemas veo
porque lleno de romance
y espíritu con disenso
contra el gobierno de turno
están escritos sus versos.
Y cual fruta sazonada
y un arbusto de romero
deleitando mi mirada
en mi corazón las tengo
que por su gran obra: Yerma,
su corazón no fue yermo
fustigando dictadura
que primaba en el momento.
Y por eso le mataron,
con bala y saña, su cuerpo;
derramando aquella sangre
en camino polvoriento
a Viznar, Granada, dicen,
otros que van escribiendo.
Y es la historia que relatan,
en sus libros con portento.
¡Poeta García Lorca,
con mis versos, te recuerdo!