Boca contra boca
laberinto de piernas, manos
y caricias.
Lengua tira de la lengua
se mojan, se besan como adolescentes en plena erupción, acompañan pequeños mordiscos en los gruesos labios del deseo.
Sexo contra sexo con fruición y calor, molesta el dolor de la ropa pudorosa.
Piel contra piel, mandan las caricias por doquier.
Quien introduce el qué, se huele el placer de los huesos secos, mojados después de venas inflamadas por ardientes llamas, llega la calma, se recogen los cuerpos sobre el suelo.