La alborada nos sorprende
con mi silencio y el tuyo
meciéndose en el columpio
donde el amor se entreteje.
Un mirlo espera paciente
paseando entre los juncos
a que llegue la hora en punto
para que su canto empiece.
Su recital nos concede
con el matinal murmullo
del amanecer del mundo
y a nuestras almas conmueve.
Anna Gutiérrez