Joseponce1978

Lacrimógena noche

Desde una vidriosa despedida

cayeron mis quejidos al vacío,

y del anfiteatro donde alzamos

nuestros más finos melodramas,

tan solo sus heladas columnas

permanecen esta noche erguidas:

Barrotes a la medida del recuerdo

inalterables por la lima de salitre.

Me has pedido que tire tus cosas

para dejar de romperme con ellas,

y aunque ya no tenga tus zapatos,

ni tu vestido, ni tu barra de labios,

el suelo se eriza bajo tus huellas,

por el armario va y viene tu figura

y a la noche me corto con la copa

remarcada del color de tus labios.