caminaba muy de mañanita, una
dama en la playa, todos los días. Que
alegría me daba, por lo hermosa
que la veía. Yo en mis trabajos, me
dejaba inspirado; hasta pensaba
como decirle un piropo que le alegre
el resto del día. Ella solo de lunes
a viernes lo hacía, y el sábado como
la esperaba, regresaba a casa sin
terner una esperanza de hablarle.
Los días pasaban, que pena la mía,
que unos dias delicado de salud no
fui al trabajo, y hasta el día de hoy
no sé de ella, solo sé que me dejó
inspirado al ver su hermosura, y con
esperanza que algun día pueda
decirle unos versos bonitos,que por
su belleza me ha inspirado el Creador.