en la guerra qué vegetaciones
previenen la muerte de los duendes
quiere hacer frío
quiere abrirse el párpado…
ya es de noche
a cambio doy un tórax como sustrato
para las necesarias expiaciones
debajo de las estrellas con los ojos de un caracol
herido tengo pocos elementos
los años una estatua tumores enormes
en los huesos y no escucho las trompetas
el párpado finalmente no muestra su ojo
soy consciente
de que la juventud sueña con pretensiones
pero las células cambian y
terminan por aceptarse
en el laberinto un lugar húmedo
dulce e infame
que guarda sueños y vergüenzas ajenas
entre vacilantes neuronas…
ha sido innecesaria esta locura
de relativamente muchos
para tratar de vencer a relativamente
uno… otra vez sin éxito
y qué más da todo porque
aun mustio te espero después
cuando el día florezca