En un café de antaño,
con los años,
pintados en la cara;
y un maletín,
del berretín
que se clavó en su alma;
está el poeta
ensimismado con la treta
de buscar la justa letra
que le quepa a la ocasión.
¡Poeta!
hacedor de la belleza,
arquitecto de proezas,
del vocablo que embeleza,
que te parte la cabeza,
y te llega al corazón.
¡Poeta!
sabio tu ojo que se apresta
a encontrarle la respuesta
al misterio del amor.
¡Poeta!
si me falta tu agudeza
¿para que quiero las piezas,
de un atroz rompecabezas,
que no puedo armar sin vos?