Me da miedo
enamorarme de ti
porque tu cercanía
provocaría mil
latidos al día.
Y sólo quedaría
aquellas palabrerías
que el viento se llevaría
y el mar no regresaría.
Entonces las mareas convocarían
tu nombre como un silbido
que renace entre las noches.
Y la oscuridad tomaría
lugar para
que las constelaciones
naveguen en un piélago
de obsesiones...