En ocasiones desearía que las luces de neón,
Fueran lo suficientemente brillantes,
Para que irradie todo los miedos,
Y desaparezcan,
Pero aún con la luz de mil soles,
La sombra de esos miedos,
Llegarían junto a la humanidad que cargo.
Y en esta eternidad humana,
No deseo ser un recuerdo,
Pero si planeo escribir los sentimientos
Que me hacen humano,
Y pretendo ser tan necio con mis letras,
Que el amor que te profeso,
Siga vivo en el tiempo,
En cada uno de sus vocales y consonantes.
No busco la esperanza en otros ojos,
Ni en un par de maderos cruzados,
Simplemente extiendo mis brazos,
Y sigo con mi vida, Entendiendo que tu amor,
Tal vez llegué en algún momento,
Cómo la muerte,
o cómo el nacimiento,
De una vida o de una estrella.