Has entrado en mi vida
como un huracán que barre mi tierra,
como la brisa que suaviza
la tarde enamorada,
como estrellas que rutilan el cielo
de mi existencia,
como cascada que anega los llanos
de mi llanura,
como volcán abierto calentando
mi sequedad,
como torbellino rozando
las cumbres borrascosas de mi pecho,
como luna por los caminos
de mi andar solitario,
como el trinar
de aves cantoras,
removiendo mi edad
-setenta y cuatro años encima-,
como torrente de pasiones
románticamente enjauladas,
como olas que levantan
el altar mayor de la ofrenda,,
como reja que se hunde en la fecunda
tierra -tiempo de sementera-,
como noria de cangilones
de agua líquida regando mi huerta,
como pedernal chispas soltando
a mi corazón que ama.
Has entrado en mi vida:
fragua otra vez soy todavía.
(Salvador)