EN LONTANANZA, AL SOCAIRE
A lo lejos se divisa,
allende los arrabales,
al borde de donde miras,
al otro lado, sin nombre,
donde se espesa la niebla,
donde se mastica el aire,
al otro lado de un mundo,
donde ya no cabe nadie.
Germina, siempre germina,
aunque queme y arda el aire,
aunque se sequen las hojas,
en sus ancestrales bailes.
Germina, siempre germina,
aunque sea el rey el hambre,
en el fondo de la sima,
al otro lado, al socaire.
Guirnaldas entre los páramos,
y rosas en los pantanos,
versos entre las blasfemias,
y en el miedo entrelazados,
amores de bellos rasgos,
caricias entre arañazos,
de zarpazos de la vida,
y entre espinas suaves manos.
En lontananza, a lo lejos,
más allá, donde está el eco,
donde los mundos se unen,
donde el vacío es sagrado,
en el límite del tiempo,
donde se asoman los astros,
vértice del universo,
donde no llega el humano.
Se ha quebrado la existencia,
no amaina el fiero aguacero,
no remite la tormenta,
ni el huracán cede al eco,
de los gritos que le increpan.
Se va encrespando el cabello,
y las gotas de conciencia,
bañan cerebros y cuerpos.
El viento cede al amor,
y se convierten los truenos,
en menudos lloriqueos.
La tormenta, aunque no cede,
son más livianos los truenos.
Angel L. Perez ®
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20/08/2021