Que no se me escape agosto
que quiero adelantar la primavera,
vestirme con las hojas de la alocasia
ante la intrusión de la ruda,
escribir con un perfume irremplazable
versos sin memoria;
que no se me escape agosto
sin las heridas del zonda,
sin el llanto de los cardones
ni la fiesta del inframundo;
¿qué haría yo con tanta arcilla en la piel,
rodocrosita en los labios
y noches de sol en los ojos?
Si se me escapara agosto,
déjenme dormida en una zamba
hecha de suspiros
hasta que me despierte un sueño.