Habrá mil amores para mi pero ninguno como el tuyo,
cuando aquella carta te escribí, mi valentía se escondió en un capullo,
y aun así fui a entregártela pero créeme no fue nada sencillo,
con decir que el pulso me temblaba con tanto miedo, que no quería decírtelo
Cuando llegue a tocar tu puerta mi conciencia se congelo,
al ver llorando a tu madre y decir que su hija anoche falleció,
en ese preciso momento todo mi mundo se desmorono,
al saber que tu sonrisa se la lleva el viento y deja esto como un triste adiós