Ésta casa está sola,es toda mia pero sola, sola; a veces llega gente, pero sigue sola, siempre sola, por eso, cuando el tedio me abruma, un grito soterrado se atora en mi garganta y se transforma en deseo, en deseo de invitar a otros, almas gemelas, a otros desconocidos esparcidos por todo el orbe, para invitarlos a llegar y esconderse en ésta casa mía, tan sola, otros como yo que no encajan en ningún sitio,otros que son objeto de segregación y escarnio descarado y constante, otros juzgados como bobos porque no aprenden con los métodos tradicionales ni se adaptan a reglas rígidas, pulidas, sin curvaturas ni aristas, otros que se ven forzados a crear su propio mundo para sobrevivir a éste que les exige eficiencia, otros como yo, rezagados al último lugar de tal salvage competencia donde para triunfar deben negarse a sí mismos, aceptar, imitar, complacer y han aprendido a hablar en susurros, esconder su sonrisa y tragarse el dolor, la impotencia, todos los días, todos los años, siempre, siempre.
Me imagino abriéndoles la puerta, verlos entrar, escurriéndose como ratas inmundas, como arañas silenciosas, algunos lisiados, encorvados, los ojos rojos profundamente marcados por ojeras, envueltos en harapos, aferrado a su pecho con sus manos huesudas como garras lo más valioso de cada uno...tal vez una cuerda, tal vez un pincel, una piedra traslúcida, un pluma, no sé, cualquier cosa pero todos esos parias venidos de todas partes, en constante huida formaríamos una gran pira para deshacernos de todas esas etiquetas que nos han pesado como armaduras oxidadas, que nos hieren sin que a nadie le importe y entonces, solo entonces, la casa tendrá vida, cada uno aportará lo que le gusta y conforme se vayan desvelando los talentos habrá luz, los muebles brillarán como brillan las gotas de agua al sol, las paredes manchadas refulgirán inmaculadamente blancas, se elevará el techo y nosotros hechos chispa formaremos un enorme haz que atravesará las estrellas buscando su propio hogar entre esos espacios siderales.
Seremos testigos de todos los espectros de colores, todas las notas musicales en su infinidad de combinaciones, todas las historias contadas, los poemas recitados a través de las épocas, todos los números combinándose en incontables fórmulas, toda la ciencia, todos los seres que pueblan los confines, visibles e invisibles, todos ellos cabrán en ese espacio y todos seremos una mezcla de ellos, un átomo, un neutrino que nos re inventará una y otra vez mientras gozamos con esas transformaciones, así, hilos de una misma madeja, ya no seremos más los parias, los desheredados, los fracasados, no tendremos rostro, ni edad ni siquiera un nombre, tan solo una memoria suelta, como un corcel que corre libre y transparente, que le salen alas, que se expande y resplandece, más y más.
Estar así, en una eternidad engañosa, porque después de esa velada volveríamos a ponernos de nuevo las caretas y proseguir con la función, día a día.
¿Dónde están?¿Realmente existen? o es solo un desvarío de esa mente mía, tan terca, que no concibe una realidad tan insulsa, una casa tan sola, siempre sola...